Este
jueves estaremos ante una obra de Jane Austen… una obra que, a diferencia de
otras, no tiene el nombre de su heroína “Fanny” … sino que su título es el de
una casa, una propiedad, un apellido, una familia, ¿un hogar?... Como ávidos
lectores que sois, seguro que os habéis preguntado el por qué…
“Mansfield
Park”… esa preciada propiedad, causante y escenario de la trama… esa
gran mansión en plena naturaleza, alejada del ruido y la pobreza… tan opuesta a
Portsmouth y tan alejada de Londres…
Ese
lugar de ensueño, rodeado de amplios horizontes, praderas, vegetación… ideal
para cabalgar, o pasear, o conversar, o leer, o escribir cartas, o cazar, o
coser, o tocar el arpa… o representar una obra de Shakespeare… o refugiarse de
una tormenta…
En ella
se debaten aspectos muy profundos, desde el matrimonio, a la religión… se
discute desde un punto de vista material a otro más divino, más maduro…
Cada
personaje está unido a un lugar, a una parte, a un sofá, a un cuarto de esa
gran casa… Fanny se va moviendo dentro de ella… primero habita el blanco ático…
después la habitación este, dónde pasa sus ratos libres leyendo y escribiendo… también
fuera de la casa, conversando con Edmund o cabalgando… y por último conforme va
alcanzando su madurez, su educación, sus valores y creencias, su tío le enciende el fuego… se reafirma y es más feliz…
Mansfield
Park, ha acogido a Fanny, la ha educado en la bondad y la ha salvado de caer en
el materialismo, en la pobreza de espíritu… y a pesar de ser tentada en Portsmouth
por los educados en Londres, ha conseguido demostrar su integridad hasta el
final del libro… y así, Fanny salva a Mansfield Park… cerrando una etapa, un círculo.
Que
bonito es leer a grandes autores, como Jane Austen, que todo lo escriben por
algo… cada detalle, cada rubor, cada mirada, cada lágrima… es importante… ¡¡qué
gran sensibilidad!!
PD: Comparto dos imágenes del ilustrador
Fernando Vicente.
Escrito por: Eva Morera
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