Tengo un problema de ingeniería.
Si bien en general me encuentro
en un estado de forma estupendo, tengo diez tumores en el hígado y solo me
quedan unos meses de vida.
Soy padre de tres niños pequeños
y estoy casado con la mujer de mis sueños. Aunque me resultaría fácil
compadecerme de mi mismo, no les haría ningún bien, ni a ellos ni a mí.
De modo que ¿a qué dedico el
tiempo tan limitado que me queda?
La parte evidente es la que
consiste en estar con la familia y cuidar de ella. Ahora que todavía puedo,
disfruto de cada momento que paso con ellos y me encargo de los detalles
logísticos para allanarles el camino para una vida sin mí.
La parte menos evidente es como
enseñarles a mis hijos lo que les hubiera debido enseñar a lo largo de los
próximos veinte años. Son demasiado pequeños para esas conversaciones. Todos
los padres quieren enseñarles a sus hijos la diferencia entre el bien y el mal,
lo que es importante de verdad y como enfrentarse a los retos que les planteará
la vida. También queremos que conozcan anécdotas de nuestras vidas, a menudo
para mostrarles como vivir las suyas propias. Mis deseos en ese sentido me
impulsaron a dar una “Última Lección” en la Carnegie Mellon University.
Esas lecciones siempre se graban
en video. El día que di la mía tenía claro lo que hacía. Con la excusa de una
charla académica, intentaba mantenerme en una botella que algún día la marea
dejaría en la playa para mis hijos. De haber sido pintor, les habría dejado una
pintura. De haber sido músico, habría compuesto música. Pero soy profesor. Así
que di una clase.
Hablé de la alegría de vivir, de
cuanto valoraba la vida incluso a pesar de que me quedara tan poca. Hablé sobre
la honradez, la integridad, la gratitud y otras cosas que aprecio. Y me esforcé
muchísimo en no resultar aburrido.
Para mí este libro significa un
modo de continuar lo que empecé sobre aquel escenario. Como el tiempo es
precioso y quiero pasar todo el que pueda con mis hijos, le pedí ayuda a Jeffrey
Zaslow. Cada día me doy un paseo en bicicleta por el barrio porque el ejercicio
es crucial para mi salud. Así que hablé con Jeff por los auriculares del móvil
durante cincuenta y tres largos paseos en bici. Luego él invirtió innumerables
horas a ayudarme a transformar mis historias –supongo que cabría llamarlas
cincuenta y tres “lecciones”- en el libro que sigue a continuación.
Desde el principio supimos que
nada de todo esto puede reemplazar a un padre vivo. Pero la ingeniería no trata
de soluciones perfectas, sino de hacerlo lo mejor posible con recursos
limitados. Tanto la charla como este libro representan mi intento de conseguir
exactamente eso.
Randy Pausch
Esta semana terminamos con este
libro impresionante de “LA ÚLTIMA
LECCIÓN” de Randy Pausch,
nuestro ciclo de Filosofía y Vida… por este año…
Nada me ha parecido más claro y
más serio para comentar nuestra cita en este Blog que la propia introducción
que el autor hizo a su obra… Me he limitado a copiarla… cómo me gustaría saber
aprender tantas cosas buenas de este profesor que nos dio la lección con su
ejemplo…
Copiado por Javier Morera Betés
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