domingo, 31 de agosto de 2025

LOS AMIGOS DE SYLVIA: GEOFFREY MOOR

 


Hace unos pocos días, publicábamos en este blog la acertada traducción  y edición en castellano, recientemente, de una novela: “Moods” (Cambios de Humor) de la norteamericana Louisa May Alcott, (1832-1888) Y me despedía con el comentario de que seguiríamos citando diversos personajes curiosos de dicha obra. Empezaremos por decir, que si se analiza la biografía de esta autora, rápidamente llama la atención, que durante su infancia y juventud conoció, admiró, aprendió y convivió mucho con importantes personalidades de la política, la cultura y la literatura de su país y época.

Así, al leer esta novela ya señalada, no es difícil entrever y adivinar un protagonista de la obra, que ella denomina Geoffrey Moor, que se destaca por sus valores éticos, intelectuales, morales… por su amor a la naturaleza y por esa admirable sencillez para darnos el modelo de lo correcto, de lo sencillo y natural, de lo bueno y de lo bien hecho…

No es ningún secreto, desde hace muchos años, que Louisa May Alcott retrato al pie de la realidad, en este personaje suyo de ficción, nada más y nada menos al mismo Ralp Waldo Emerson (1803-1882), autor de libros y teorías sobre la educación, el gobierno y la organización de la sociedad, libre y democrática… uno de los padres de la idea del país que ahora llamamos Estados Unidos de América.

Para conocer mejor a este pensador, os invito a leer sus obras… como por ejemplo: CONFIANZA EN UNO MISMO, que en breve y sencillo estilo nos exhorta a ser libres y autónomos y no dejarnos llevar tanto por las fuerzas coercitivas de los demás… Os pongo una cita del libro: 

“Por muy escasos y limitados que sean mis talentos, yo existo, y no necesito el testimonio secundario mío o de mis compañeros.

Todo lo que debo hacer es aquello que me concierne, no lo que los demás creen. Esta regla, que resulta tan dura en la existencia real como en la vida intelectual, funciona como distinción entre la grandeza y la mezquindad. Y más dura resultará cuando os topéis con quienes dicen saber mejor que tú cuál es tu obligación. En sociedad es fácil vivir de la opinión de los demás, mientras que en soledad es fácil vivir de la nuestra propia; no obstante, un gran hombre es aquel que cuando está en medio de la multitud sabe salvaguardar la independencia de la soledad con perfecta gracia.”

Como suele ocurrir, un buen libro, te lleva a varios otros buenos libros… porque un buen autor o autora, siempre se apoya y ha leído a otras muchas y muchos buenos autores… es como “las compañías” pero en los textos…

Y aunque lo dejemos por ahora, aquí, no hemos terminado con la intertextualidad de esta interesante novela de Louisa May Alcott…. Seguiremos.


Escrito por: Javier Morera

sábado, 23 de agosto de 2025

PUBLICAR LO QUE NOS DEJAN

 


Todos sabemos que por muchas capacidades que tengas y mucho tesón y esfuerzo que pongas… si no colaboran otras suertes y energías… no conseguimos sacar adelante nuestros proyectos más meritorios… En concreto, cuando hablamos de escritores, esto es una desgraciada ley que tantas veces se cumple y frustra verdaderas carreras literarias o degrada obras que podrían haber sido más loadas. Y en el caso de las “escritoras”, en el siglo XIX, aun es más enojoso su largo calvario para publicar y pasar barreras de censura. 

Quiero dedicar este pequeño articulo a este tema, citando un caso singular que tantas veces se ha cumplido en otras personas y épocas… se trata de la norteamericana Louisa May Alcott, (1832-1888), que ya hemos comentado en pasados capítulos, y que intentó escribir desde joven consiguiendo publicar cuentos y relatos… incluso una novela que tituló Moods (Cambios de Humor) y que pasó muy desapercibida por tratar, sin mucho interés, unos temas y dificultades que padecían las “Jovencitas” de su “mundo” cuando se enfrentaban a los problemas múltiples de, lo más importante del mundo para ellas: el matrimonio. 

Esta autora, culta y reflexiva, gran lectora y con amistades tan intelectuales en esas jóvenes tierras del nuevo mundo, tuvo la “suerte” de saltar a la fama con obras simpáticas y sencillas como Mujercitas y Aquellas Mujercitas… y otras novelas de cierta intriga y diversión… cuando ya madura y con su categoría asegurada de buena pensadora y escritora, quiso y pudo, consiguió reeditar una de sus primeras obras, aclarando en la propia nueva edición (1882) que ahora podía publicar su verdadero original, sin censuras ni concesiones, revisando desde su madurez el texto y el fondo educativo de esta obra. 

Recientemente, se ha traducido y publicado para los que vivimos en castellano… y te sorprende muy agradablemente la calidad, la complejidad, la riqueza de matices psicológicos y sociales que trabaja, el nivel de profundidad al que llega para explicar, para comprender a unas pocas personas que en el transcurso de unos pocos años, viven, viajan, se enamoran y cambian, evolucionan… desde sus “cambios de humor”… se educan, se enfadan, se aconsejan y van adaptándose a ese devenir cotidiano que llamamos la vida. 

Muy de agradecer el empeño de esta mujer que sabia en el fondo, que este libro era bueno, que su mensaje era sabio y oportuno en cualquier edad y época… Muy de agradecer que nos lo hayan traducido con su riqueza y sensibilidad… que nos lo editen y publiquen… 

Aun así, tenemos otro prejuicio que a muchos les apartará de esta magnífica novela romántica… ¡La autora es la de “Mujercitas”!

Os pongo una cita muy curiosa donde la propia autora nos increpa… Al comienzo del capítulo III… 

“Quienes solo busquen sucesos y acción en los libros será mejor que se salten este capítulo y prosigan con la lectura; pero aquellos que sientan interés por la descripción de los personajes encontraran aquí la clave para entender a Sylvia.” 

Y seguiré con los protagonistas encubiertos de esta novela… que son reales y famosos… ¡Disfrutarla!

 

Escrito por: Javier Morera