sábado, 24 de agosto de 2024

EL ELOGIO DE LA SOMBRA

 


No solemos darnos cuenta de lo importante y decisiva que es nuestra educación en una cultura determinada para explicar nuestros gustos y afinidades en cualquier manifestación de la vida. Tal vez lo observemos en las preferencias en las comidas, en las modas en el vestir, en nuestras costumbres higiénicas, en el idioma e incluso en modismos y dejes típicos de cada región e incluso de familias o barrios…

Pero nuestra manera de “ver” y de apreciar nuestro entorno esta tan influenciada por nuestra educación de los primeros años de vida, que nos resulta difícil comprender otros gustos, apreciar otras bellezas, valorar otros “tesoros” diferentes a nuestros parámetros de socialización cultural.

Un pequeño libro escrito en el primer tercio del siglo XX por el japonés: Junichiro Tanizaki (Tokio 1886-1965) titulado: EL ELOGIO DE LA SOMBRA, nos hace reflexionar sobre algunos aspectos que este autor, enamorado y defensor de su cultura y su arte, nos demuestra, o al menos nos propone.

Tanizaki explica que la cultura occidental de principios de siglo XX está excesivamente apoyada en la luz, tanto del sol, del que no nos protegemos según su criterio, como por la iluminación artificial, que ya en los años 1930 le parecía excesiva y deslumbradora… (¿Qué pensaría un siglo más tarde?)

En su cultura japonesa de finales del siglo XIX, se valora la penumbra, la timidez de la luz en ciertos ambientes, la focalización de la iluminación hacia objetos o lugares especiales, dejando el entorno en tenues tinieblas… Y así, nos recorre con sus opiniones, las casas, las ventanas, las cortinas, los biombos y telas decorativas… los colores de las porcelanas y lacas, los diseños de paredes y muebles, ropajes… de su cultura japonesa, en definitiva todo gira en torno a una débil luz que es, según este autor, refrescante, relajante y directora de la atención, para apreciar todo el entorno con reposo y sosiego… como la ceremonia del té.

Nos dice este autor, que nosotros jugamos con la luz y su derroche para llamar la atención y el interés… igual que abusamos de palabras y rapidez en las imágenes… a Tanizaki, le gusta el tranquilo discurrir de la oscuridad, de la sombra, de las pausas y del pensamiento relajado…

“En realidad se puede decir que la oscuridad es la condición indispensable para apreciar la belleza de una laca”

“No obstante, como decía anteriormente, nosotros los orientales creamos belleza haciendo nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes”

“Creo que lo bello no es una sustancia en si sino tan solo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producidos por la yuxtaposición de diferentes sustancias…  la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra”…

¡Y recordemos que Japón es el imperio del sol!

Viene bien, en estos momentos de tanta luz y calor, viajar por este libro y mirarnos desde otras perspectivas… no tan “iluminadas”.  

 


Escrito por: Javier Morera

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