Comienza marzo y no podemos
olvidarnos de esa crisis que nos superó, en este mes, hace cuatro años, cuando
el llamado Covid-19 nos enfrentó a situaciones muy difíciles para las que no
teníamos ni preparación ni serenidad suficientes.
Como en tantos desastres que no
sabemos afrontar, pasado un tiempo, los que lo hemos superado, pretendemos
ignorarlo… como el trauma y su “lapsus de memoria” para continuar en la
normalidad sin “tanto miedo”… Son típicos Mecanismos de Defensa del Yo… que se
sabe insignificante ante estos elementos tan enormes…
Ya en el siglo XX habíamos
hecho de la ciencia una religión… y de los científicos sus sacerdotes y
visionarios…. Habíamos hecho de la ciudad el lugar seguro y sagrado donde todo
estaba resuelto por mil vigilantes y apoyos… Habíamos hecho de nuestro cuerpo
un juguete con el que plantearnos retos, entrenamientos, modelados y aventuras
de todo tipo… el riesgo era parte de la diversión… al final una ambulancia y
mama hospital te curaba!...
Y de repente, como una invasión
extraterrestre… se nos caía la medicina, desbordada, anulada por la infección;
la ciudad era lo insano… el cuerpo era invadido por virus y nosotros éramos el
arma asesina que contagiaba a otros y los mataba!.
Las calles, los bares, las
tiendas… los medios de transporte públicos… el turismo, el ocio… hasta la
educación era “contagio”, “malo”, “impuro”…
Y apareció lo casi oculto… el
miedo… la inseguridad, la soledad, la depresión y mil formas de estar mal… la
casa se convirtió en cárcel… los cercanos se hicieron difíciles y hasta
inaguantables… hubo mas maltrato… mas desavenencias… mas de lo malo…
Y se notó que si siempre hay
diferencias… cuando las cosas van mal, las diferencias aun se aprecian mas…
hacinados en casas pequeñas, muchos y no muy amigables… violentos y molestos
sin poder salir de pequeños cubícalos, sin terrazas, sin jardines, sin paseos y
sin salones donde diferenciar las distintas apetencias…
En el libro LA PANDEMIA DE LA
DESIGUALDAD, el antropólogo y profesor José Mansilla, nos cuenta con sus
estudios y datos como vivimos esa difícil crisis en nuestra cultura y que mal
lo pasamos… por lo menos los que por razones económicas y personales no podían
acceder a ciertas libertades que otros puede que tuvieran…
Han pasado cuatro años… y solo
queremos olvidar… se nos han quedado las terrazas invadiendo las calles y
plazas publicas con su mercantilismo privado… se nos han quedado miedos de
contagiarnos… pero estamos ampliando la invasión turística y los hacinamientos
para cualquier absurdo evento deportivo o lúdico, musical o folclórico…
No mejoramos nuestra
alimentación… No mejoramos nuestros paseos por zonas más naturales… No evitamos
las aglomeraciones… No mejoramos nuestras revisiones médicas ni nuestras
infraestructuras sanitarias…
Las pandemias tampoco enseñan…
y las diferencias existen hasta frente a las pandemias.
Escrito por: Javier Morera
No hay comentarios:
Publicar un comentario