viernes, 2 de julio de 2021

VERANO Y RÍO

 


Y tan suave y silenciosa como llegó, se nos fue la primavera. Con sus luces y sus aguas. Con sus verdes y sus flores, con sus nubes y sus azules… Tormentas y pájaros la han animado… Colores y vientos la han sentado en la tierra…

Comienza el verano. El sol, tras vencer a todos los elementos, se comienza a adormilar y antes de darnos cuenta, ya se habrá retirado a sus cuarteles del sur.

Los ríos recogen con paciencia todas las aguas, tanto las de violentas tormentas recién caídas, como las de nieves lejanas que se derriten sin resistencia.

Los ríos siguen bajando, descendiendo, menguando en fuerzas, en corrientes, en altura, en caudal…

Los ríos son la sangre de la naturaleza, son la vida de la vida, son el camino del agua y el camino de la humanidad.

Los ríos han formado y conformado la vida, la naturaleza, los pueblos y las culturas. Hay ríos que tienen ya asignada su historia, que resulta un conglomerado de muchas otras narraciones. El Nilo, el Ganges, el Tigris, el Danubio, el Rin, el Támesis,  el Tiber, el Ebro, el Guadalquivir, el Misisipi, el Orinoco, el río Amarillo, el Amazonas…

Hay ríos menos conocidos, como el Musketaquid, que está en América del Norte y en lengua aborigen significa “Río Herboso” y es por el que descendió en barca Henry David Thoreau y su hermano, a mediados del siglo XIX, desde Concord… en su encuentro con la Naturaleza… pasan días de retiro, de silencio, de reflexión… navegando con el agua que discurre como el tiempo de nuestra vida…

Como los hindúes y tantas culturas, deberíamos mirar y admirar más los ríos, estudiar lo que nos dicen con su lento deslizarse hacia el final… Deberíamos aprender del río como regala sus aguas por la tierra, perdiendo su cantidad para dar la vida a las más variadas formas, siguiendo su camino que siempre termina donde empezó todo… en el mar.


 

Escrito por: Javier Morera

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