domingo, 16 de agosto de 2020

VACACIONES, UN TIEMPO PARA…


Recuerdo mis lejanos tiempos infantiles, de colegio, en los que esperabas las vacaciones para hacer cosas que te gustaban, como jugar y leer algunos libros que eran “gordos”, casi de “mayores” para “quitar” tiempo a deberes y estudios durante el curso normal…

Tarzan, Robin Hood, Robinsón Crusoe, La Isla del Tesoro, Un Capitán de Quince años, Cinco Semanas en Globo, Colmillo Blanco, los Tigres de Mompracen, Guillermo Tell, La Flecha Negra…

Te llegaban a marcar el ritmo de ese verano, leídos despacio, para que no se terminarán pronto… y las conversaciones a que te lanzaban, con amigos y familiares sobre el tema, la época, el autor… películas que les intentaban reproducir… ilusiones de personajes y mundos atrapados en aventuras singulares y recuerdos de aquellas felices vacaciones…

Recuerdo mis lejanos tiempos juveniles, de Instituto y Universidad, en los que deseabas las vacaciones para esas actividades deportivas que te interesaban y esas literaturas que no podías abarcar entre estudios y trabajos…

Romeo y Julieta, La Celestina, El Mío Cid, La Iliada, El Quijote, Bodas de Sangre, En Busca del Tiempo Perdido, Rojo y Negro, El Noventa y Tres, El Nombre de la Rosa, El Mundo de Sofía, Utopía, Walden Dos, 1984, …

Cientos de obras maestras que te hacían ver “cosas” de otra manera y ver las cosas que no se veían sin libros… Y las conversaciones que se entretejían con compañeros, profesores, amigos… Artículos de revistas, prólogos, conferencias, películas, ensayos, estudios… todo se relacionaba en esa preciosa red del conocimiento humano, de la cultura…

Cuando relees alguno de tantos de estos textos referentes en nuestras vidas, aun emergen recuerdos de aquel verano, de aquellos paisajes y aquellas personas con las que compartimos temas y debates… escalones por los que hemos ido subiendo hacia esa atalaya, desde donde ahora, contemplas horizontes y desiertos con poca energía literaria en moda…

No es preciso decir que, aunque podamos leer durante todo el año, las vacaciones son un tiempo bueno y apropiado para leer con más calma y método que en otras temporadas de horarios y cansancios… Un asiento, luz, ese libro que nos espera y nuestra inteligencia para reproducir de nuevo todos los engramas mentales que alguien encapsuló en esas miles y miles de palabras que forman el libro.

Hay otras muchas formas de pasar las vacaciones… trabajando… viajando… bailando, bebiendo, durmiendo, comiendo… Yo me quedo con mis recuerdos de miles de libros que me han ido deleitando con mundos inmateriales, pero ricamente cargados de idealismos y emociones… línea tras línea… pagina tras página… libro tras libro… año tras año… 


Escrito por: Javier Morera

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