Esta semana, una vez más, hemos
vuelto a esa mina de saber y experiencia que es la tragedia griega clásica. En
este caso se trataba de concluir esa única pieza que de esta categoría tenemos
completa, la Orestiada, en la última de sus tres partes: las Euménides.
Y una vez mas, Esquilo nos
educa y exhorta para caminar desde los pensamientos tribales y míticos apoyados
en normas bárbaras, hacia las civilizadas leyes y planteamientos razonables y
procesados por consenso democrático…
Volvemos a comprender que el
procedimiento de Orestes de vengar y solucionar los conflictos de forma
violenta y asesina, no son los escalones por los que puede y debe ascender una
cultura que quiere civilizarse y vivir en comunidades pacificas, sanas y prosperas…
Apolo y especialmente Atenea,
aconsejan a Orestes que se acoja a consejo y juicio de los ciudadanos erigidos
en jueces de la polis de Atenas. Y así se hace. Y todos sabemos que el
resultado es benévolo para el asesino de su madre. Y todos sabemos que el grupo
de jueces, con el voto carismático de Atenea, perdona a Orestes. Y todos
sabemos que se reinstaura éste en el trono de su padre, Agamenón…
Muy bonita y conmovedora la
frase que emite el coro en los últimos momentos de la obra:
“que en la unión tienen los hombres el
remedio de sus mayores infortunios”
Cierta y difícil de conseguir
esa fuerza que logramos en la unidad…
Pero para estar unidos es
necesario previamente el logro humano del lenguaje, de la comunicación, la
comprensión, la simpatía, la empatía, la compasión, el consenso, el congreso,
la igualdad, la madurez de ver lo bueno, lo común, lo importante… dejar la libertad
infantil de caer en errores, para comprender a los otros… para aprender y
progresar con el otro…
Reconvertir las energías “Erinias”
en adaptadas y propicias “Euménides” es como domar el viento o educar el mar
para provecho adecuado del racional humano… es una reordenación de lo emocional
en intelectual… es la catarsis propiciatoria que el adulto y sensato Esquilo le
pide a su pueblo a través de su tragedia… y ganó el concurso… y cumplió su fin…
y por eso es un origen citado de tantas cosas que seguimos haciendo ahora como
descendientes y seguidores de esos fabulosos griegos que saltaron a otra
dimensión de la humanidad… que todavía en momentos y personas no se ha
conseguido.
Muchos vemos que hay que dar
saltos hacia otra manera más racional de solucionar los conflictos… Habrá que
unirse y defenderse de los que siguen recurriendo a la violencia para hacer valer
sus opiniones… Y… ¿Cómo les afrontamos desde nuestra pacifica y razonable
actitud? Pues el mismo Esquilo nos lo muestra en otra obra: “los Persas”…
Escrito por: Javier Morera
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