En el relato corto de Arthur
Conan Doyle: “La aventura de la piedra
preciosa de Mazarino” que está
publicada dentro de la colección titulada: “El Archivo de Sherlock Holmes” nos
encontramos este párrafo tan cierto como interesante:
—¿Y por qué no
come?
—Porque las
facultades se afinan cuando se les hace pasar hambre. Seguramente que usted
querido Watson, como médico que es, reconocerá que lo que la digestión nos hace
ganar en aporte de sangre nos lo quita en capacidad cerebral. Yo soy un
cerebro, Watson. Todo el resto de mi ser es un simple apéndice. Por
consiguiente, es el cerebro al que yo tengo que atender.
Una forma estupenda de
valorarse como ser humano y de conocerse…
¿Quién estudia y aprende con
una digestión pesada?
¿Cuándo aparecen las mejores
ideas y soluciones más que en los momentos de abstinencia, de necesidad, de
centrar todo el interés en el problema que nos acorrala?
¡Si hiciéramos todos como
Holmes!, ¿cuánta basura dejaríamos de comer?...
Y siendo mas inteligentes, mientras el hambre nos espabila… ¿Cuánto
inservible dejaríamos de oír, de ver, de hacer… de aguantar?
¿Cuánto ganaríamos en otros
muchos temas de pensamiento y salud mental si no estuviéramos tan llenos, tan
satisfechos, tan repletos de grasas y proteínas que solo nos queda el reposo
abotargado y muelle del sofá?...
¿Cuánto haríamos si no mandara
en nosotros la barriga… las posaderas… o ciertos apéndices sexuales?…
¡Si comiéramos menos…
abusivamente… leeríamos mas… concienzudamente!… ¡Seguro!… Como hace Holmes y
soluciona hasta lo imposible!
Escrito por: Javier Morera
No hay comentarios:
Publicar un comentario