martes, 12 de mayo de 2015

NO QUERER EN MUCHO PARA ASÍ PODER PERDER EN POCO


“Encauzado el verano por unas veredas tan uniformes se nos fue como una ilusión, cuando casi no habíamos empezado a saborearlo. Me acordé de mayo y de cómo había pensado entonces que las vacaciones estivales eran una cosa a la que apenas si se les veía el fin. Transcurridas ya, empecé a darme cuenta de que nada hay largo en la vida por muy largo que quiera ser. Había vaciado un año de mi existencia desde el día que mi tío me llevara a casa de don Mateo a bordo de una carretela descubierta. De entonces acá me quedaba la huella de unos cuantos días, muy pocos, que destacaban sobre la uniformidad de los demás con características peculiares. Opiné, para mis adentros, que si la vida normal se componía de otras sesenta unidades como ésta, tenían mucha razón los que afirmaban que la existencia era un soplo, el transcurso fugaz de un instante, una realidad que sólo daba tiempo para meditar que, aun pareciéndonos mentira, ya habíamos vivido la vida que nos correspondía”.

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“-Hacen falta años para percatarse de que el no ser desgraciado es ya lograr bastante felicidad en este mundo. La ambición sin tasa hace a los hombres desdichados si no llegan a conseguir lo que desean. La suprema quietud con poco se alcanza, meramente con lo imprescindible.”

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“-Tal vez el secreto -añadió don Mateo- esté en quedarse en poco: lograrlo todo no da la felicidad, porque al tener acompaña siempre el temor de perderlo, que proporciona un desasosiego semejante al de no poseer nada. Debemos vigilar nuestras conquistas terrenas tanto como a nosotros mismos. Son, casi siempre, la causa de la infelicidad de los hombres.”

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“-No es lo mismo perder que no llegar. Si os dan a elegir, quedaos con lo último. El hombre acostumbrado a dos, si le dan tres será feliz; si desciende a uno, apenas percibirá la diferencia. El habituado a diez si baja a tres difícilmente sabrá acomodarse a esta férrea limitación; si llega a veinte no por ello se incrementará su dicha, porque hay una raya en que, rebasada, las conquistas no proporcionan utilidad.”

Perder, no ganar, pasar de lo mucho a lo poco… Todos los que habéis leído el filosófico libro de Delibes, “La Sombra del Ciprés es Alargada” sabéis de qué hablo… el Desasimiento… este hábito de la retención, de controlar, de no querer en mucho para así poder perder en poco…

Este jueves, hablaremos de todo esto… o de un poco de tanto que deberíamos saber de todo esto… de nuestro  gran escritor que debería haber sido “Nobel” de literatura… de la filosofía que emana y dimana de esta novela…. De la época española que también describe… y de todo esto… ¡Sabemos tan poco!...

Figuraos, por un momento… si nuestros políticos… soñadores… si nuestros constructores de casas y mas casas… si nuestros banqueros tan listos en cuentas… ¡hubieran aplicado el “desasimiento” de un profesor de comercio de provincias… tal vez no tendríamos esas pérdidas, esas deudas… esas crisis que arrastramos por haber invertido en ganar en vez de en mantener lo que somos… ¡pero esto son cosas de libros!… de filósofos… los que hacen números no se equivocan nunca… y si lo hacen los salvamos con el dinero de los que ahorramos y vivimos el desasimiento de lujos y derroches a crédito…


Escrito por: Javier Morera

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