No nos decidimos si queremos fotocopias, autómatas,
cumplidores de todo para todo… piezas de un mecano que sean homologadas por
currículos perfectos, donde solo puedes decidir entre lo que otros deciden que
puedes “decidir”… O queremos personas libres, creativas, soñadoras,
independientes, emancipadas… que piensen por sí mismas, que decidan y elijan y
se fabriquen lo que no “esta” en la promoción de los estantes del supermercado…
Corderos
dóciles o lobos solitarios… currículo programado o selva creativa…
platos precocinados o come lo que puedas…. Ropas de herencias o uniforme de
talla única…
Podemos encasillar a los sencillos… es muy fácil…
pero nos es más difícil, casi imposible, clasificar y tipificar a los
superdotados… Los más dotados fracasan en la escuela o la escuela hace fracasar
a los que apuntaban para mejor dotados…
Si, ya conozco esa teoría de que hay que ordenar
para que se “auto-ordenen” cuando pasen de la adolescencia…
Si, ya sé que mucho se consigue y cada vez mas…
Sí, estamos de acuerdo en que para lo difícil que es
el proceso y lo poco que le dedicamos los “responsables” de la educación,
empezando por los padres… demasiado bien nos sale…
Pero, también quiero decir, que si el papel de los
adultos es poco importante… habrá que llenar de medallas a esos productos que
tan bien nos salen… que tan buenas personas sanas y maduras nos aparecen… por
casualidad… O si es todo cuestión de educación… habrá que premiar o castigar a
los responsables de las “maravillas” o de los “desastres” que fabricamos… Habrá
que empezar a poner orden… controles de calidad… suspensos… y hasta procesos
judiciales a productores de delincuentes y clanes nefastos…
¿Qué hacemos cuando un equipo deportivo marcha
mal?...
¿Cuál es la explicación de tantos frustrados,
enfermos mentales, ludópatas, maltratadores, insociables, psicópatas?...
O podemos comenzar a pensar en la culpa de la
palabra de moda… ¿Quién es responsable de tantos “Tóxicos”?…
Bueno, la película y libro de esta semana, va de
educación…
Por cierto, ¡que alegría!, ¡es carnaval!... le han
dicho en la escuela a mi hijo que “tiene” que disfrazarse… y romper con las
normas… y ahí está… en el desfile del colegio, a las 16,30 en punto, uniformado
con su vestido hecho de diversas bolsas de basura multicolores y marcando el
paso… todos juntos, iguales, pintados por las manos maestras de alguna
profesora de dibujo y vestidos de payasos… ¡qué bonito es contemplar la
libertad del carnaval!... ¡Mira, mi hijo es el más guapo y el mas obediente!...
¡Viva el carnaval de la educación!
Escrito por: Javier Morera Betés
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