Puede que nuestro viaje a través de los libros mas
románticos, y las películas más sensibles, den una imagen de nuestra asociación
excesivamente arbitraria, dispersa, perdida… Como si no supiéramos ni por qué
hacemos esto, ni para qué hacemos aquello… puede que alguien que no nos conozca
pueda pensar que nuestros “prontos” emotivos nos dirigen a contradicciones
ciclotímicas y pendulares… Puede que alguien piense que todos los médicos son
higiénicos o todos los ingenieros son ingeniosos…
De cualquier forma hay que someterse en cualquier tarea a
la programación, a la determinación de planes y objetivos y especialmente, es imprescindible
el autocontrol mediante procesos evaluativos que nos aseguren el ajuste máximo
al programa y las necesarias correcciones, si ha lugar, para volver al rumbo
establecido…
Este viernes pasado, tras las ausencias veraniegas de unos
y otros, nos hemos sometido a nuestra reunión de evaluación del primer semestre
y nos hemos repasado con objetivos, con números, con estadísticas y medidas de
relación y ponderación, con juicios de valor… la tarea que se ha realizado
desde enero hasta junio… Muchos datos, muchos cuadros, muchos índices, muchos
comentarios… leer, leer romántico no es óbice de medir… de acertar el plan o de
errar los objetivos…
Todos debemos medir… todos y en todo debemos constatar si
se ajusta lo que pretendemos con lo que conseguimos… y en los aspectos más
sociales, más etéreos, más voluntarios… más si cabe…
Y lo principal no es saber cuánto hemos leído… ni siquiera
¡qué! hemos leído… creo que la pregunta, al menos para mí, es…
¿Para qué me ha servido lo que he leído?
Sí, eso es bien difícil de evaluar…
Muchos educadores, muchos políticos, todos debemos
hacernos estas preguntas antes de seguir “arreglando” el mundo con tanta
palabra inútil y tanta acción nefasta para los primitivos y loables objetivos
que nos anunciaban…
Problemas de Evaluación…
Problemas de Validez…
Problemas de Sentido y honradez…
Escrito por Javier
Morera Betés
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