Como nos explicó con precisión
y claridad el eminente psicólogo A. Maslow a finales del siglo pasado, cuando
una necesidad humana queda satisfecha, desaparece y nos acostumbramos a que es
algo “natural” que tenemos resuelto y sin prestar ya más atención a la suerte que
supone poder disfrutar de esa ventaja… Por el contrario, si no la podemos
“satisfacer”, nos afecta y pasa a ser una “prioridad” principal y preocupante…
Así nos ocurre con cualquier
dolor, privación o molestia que nos “perturba” hasta que conseguimos hacerlo
neutro y es entonces cuando lo olvidamos…
En este momento histórico que
vivimos, al inicio del siglo XXI en Europa, nos afectan unos hechos cercanos
que nos desalientan cada día… las guerras, tan crueles como injustas, la
emigración y sus desastres y sufrimientos, la falta de trabajo estable y cómodo
para jóvenes y mayores, la seguridad en nuestras formas de vida, la soledad, el
abuso de sustancias y sus dependencias, el hambre de millones frente a la
obesidad de otros millones de personas…. La depresión, el cambio climático, el
suicidio, el acoso, la xenofobia…
Por estas y otras muchas
razones, no nos paramos a pensar en cosas que ya tenemos y que son
“maravillosas”… que hace dos o tres generaciones eran escasas aun en nuestra
cultura tan “adelantada” como es la europea… Me refiero a una capacidad tan
especial que casi parece mágica como es saber
leer y escribir…
Rescato este pequeño relato que
guardo de mis libros de infancia… hace muchos años…. Cuando aun convivíamos con
personas mayores que eran analfabetas.
Un aldeano que no sabía leer recibió una carta y se la entregó a
un desconocido para que se la leyese.
Este la miró atentamente y exclamó:
-¡Ah!, ¡compañero!¡Llora, llora tu desdicha!.
-¡Caramba! ¿Tan malas noticias trae la carta?
-¡Oh, infeliz! ¡Nunca llorarás bastante tu desgracia!
-¡Recórcholis! O me dice pronto lo que pasa o lo ahogo aquí
mismo.
-¡Tate, tate! ¡Menos genio, amigo!
-¡Ea!, ¡pues hable de una vez!
-¡Ojalá pudiera decirle lo que ocurre, pero me es imposible!
-¡Diablo! ¿Y por qué no ha de poder?
-Porque yo tampoco sé leer.
¡Valora y aprovecha esa magia de leer!… Ver y vivir con sentido, en tu cerebro, lo que solo son unos pocos trazos negros sobre papel… Y se convierten gracias a esa capacidad de leer, en realidades para construir mundos a partir de esa posibilidad humana, casi divina, maravillosa… de saber leer.
Escrito por: Javier Morera Betés
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