David Le Breton, el sociólogo y antropólogo, profesor de la
universidad de Estrasburgo, ya nos ha contado en otros libros sus pensamientos
y reflexiones sobre tiempo, espacio, silencio… y aquí, ayudándose de “mil
autores” de todas las épocas, nos hace filosofar sobre la vida que es el
camino, el camino que es la vida… el caminar que es hacerte vivo en un paisaje
y como el paisaje y el lugar nos hace, nos marca, nos enseña, nos modela…
Vivimos en un lugar y los lugares viven en nosotros… son la
parte mas externa de nuestro cuerpo o la mas real de nuestras vivencias
psicológicas… La percepción del entorno, tan marcante, tan marcada, tan
marcadora de nuestras vidas…
Hay lugares que nos atan… otros nos liberan, otros nos
deprimen o nos elevan… No podemos vivir sin cuerpo… que nos denota. No podemos
vivir sin tiempo… que nos define. No podemos vivir sin espacio que nos
engendra…
Solo podemos vivir en el camino. En nosotros vive el camino
y como titula este autor a su obra… CAMINAR es LA
VIDA.
Os pongo algunas citas para incitaros a su lectura… en
vuestro camino de vida… de espacio… de lectura.
“En ciertos lugares, experimentamos justamente el sentimiento de
que nos estaban esperando, de que jamás habían dejado de perseguirnos. No es un
descubrimiento, sino un retorno. El tiempo se despliega, toda la historia
personal converge en ese momento. La luz ya no es la misma que baña la vida
ordinaria, otro mundo en el interior del cual estamos a punto de entrar se nos
revela. Se abre otra dimensión de lo real, marcada por la serenidad, por la
belleza. El silencio que a veces reina en ella es un flujo aéreo que sumerge al
caminante, que lo arrastra en su corriente, que agudiza sus sentidos y ensancha
un sentimiento de resonancia sin fisuras con los movimientos del mundo. Ciertos
lugares poseen, quizá, una conciencia e intentan comunicarle al paseante el
placer que experimentan al verlo recorrer su territorio. Vamos en su busca,
incansablemente. Sin duda a veces es preciso asistir a los dioses, ayudarlos a
resplandecer durante nuestra visita. Era necesario estar ahí en ese instante
preciso para que el paisaje alcanzara su perfección, haciéndonos sentir que
estaba esperando nuestra presencia, que está ahí solo para nosotros, a la
manera de un don que no espera nada a cambio mas que ese sentimiento de paz y
de alianza.”
“Hay rincones en los que se refugia la sabiduría. Es como agua
que no se evapora. Necesitamos agua para vivir, ¿no es cierto? Pues bien, lo
mismo ocurre con algunos lugares. Los necesitamos para saciar la sed. Hay que
recordar todo lo que se relaciona con ellos, todo lo que ha pasado ahí hace
mucho tiempo. Hay que pensar en ellos sin parar. Entonces el espíritu se calma,
se serena. Entonces podemos adelantarnos al peligro, porque lo vemos venir. Los
paisajes necesitan a los hombres para existir; si no, se aburren, su poder se
desagrega y mueren, a no ser que alguien venga con su paso para restituirlos al
mundo.”
“La excursión es así mismo una travesía por el trabajo del
tiempo sobre el paisaje, tal como se ha ejercido a través de la practica
humana: modelando la tierra, los bosques, las colinas, las praderas, etc. El
viaje por la geografía se desdobla también en un viaje por la historia, casi
siempre inaccesible, pues son siglos o milenios de transformación del espacio.
Los paisajes nos cuentan, mediante indicios minúsculos las peripecias que los
han visto nacer.”
Escrito
por: Javier Morera
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