Nos invadió el verano. Sabíamos
que se acercaba, que concentraba sus fuerzas y aumentaba sus horas de
radiación… No hemos podido evitarlo.
El tedio, la laxitud, la
deforme inconstancia… la pereza, la diletancia, la procrastinación, la astenia…
todas las epidemias que viven con el calor sofocante se han extendido por
contagio hasta apoderarse de una población que o esta de vacaciones y no hace
nada o esta hastiada de no tener vacaciones y tampoco hace nada…
Sestear, sudar, holgazanear,
sobre alimentarse con grasas de helados… calentar sillas y sofás, consumir
frías cervezas en terrazas hacinadas… velar y reducharse en aguas que no
refrescan…
Sin horarios, sin interés en
nada, merodeando móviles y cadenas de televisión…postergando y excusando
nuestra indolencia en un clima que es nuestro clima de tres meses al año…
Evadirse en no hacer nada y después aburrirse y dormitar…
El verano es la estación de los
vagos o los vagos son felices en verano… los inmaduros de la responsabilidad,
los incumplidores y los tardones… la felicidad del inoperante, del eterno
dependiente, del hijo que nunca será autónomo… del débil, del flojo, del lúdico
que no es laborioso…
El verano era antes la época de
la cosecha, del trabajo duro de sol a sol… de recoger, de limpiar, de construir
y de viajar… también era la época de los ejercicios al aire libre, de los
campeonatos, de las guerras…
Ahora es ocio y consumo de
espectáculos que nada piden al espectador… Olímpicos, ciclismo, campeonatos de
fútbol… solo para los esforzados súper que lo hacen por grandes sumas de dinero
y honores… los demás… tendidos en sofás con un mando a distancia para no tener
que levantarse… ¡hemos cambiado!
Cuando era niño el que escribe,
el verano suponía el momento esperado para leer buenos y grandes libros que
eran dejados y esperados para aprovechar estos estíos vacacionales… y se
recordaban los veranos por los libros que se habían leído… premios Nóbel, historias
celebres… tomos de experiencia ajena que se nos grababan con deleite en nuestra
memoria…en nuestra propia vida…
Ahora en verano tampoco se lee…
da pereza… aburre… se ve la película y ya esta…
Una sociedad que solo piensa y
valora el trabajo y el esfuerzo… se relaja y contradice durante tres meses al
año proponiendo una temporada no de descanso sino de inacción, de muerte de
motivaciones, de colapso hasta en el pensamiento… se relantiza todo hasta
llegar al parón…
Curiosamente, las fiestas de
cualquier tipo, no guardan fiesta en verano, al contrario se multiplican, se
prodigan, se alargan, se trasladan para caer en vacaciones… y así menos
trabajo, menos responsabilidades y mas “hágase lo que se quiera”… hasta el
punto de que parece que la educación y los derechos también guardan vacaciones…
y se relajan costumbres y se rompen normas… y todo parece posible y permisible
en verano…
En un pueblo de Aragón también
estaban de fiestas… hasta que un “joven” ha roto su educación y su
responsabilidad agrediendo sexualmente a una joven… ya dirán los jueces cuanto
de culpa y quien de culpa… pero de momento el caso es que alguien, la víctima,
lo ha pasado mal… y el pueblo ha decidido suspender las fiestas… ¡Una estupenda
lección de responsabilidad y de civismo! Alguien ha suspendido y entonces todos
hemos de suspender a ese y a todos… ya que un pueblo y una sociedad lo son
todos no por mayorías sino por humanidad…
Afortunadamente la responsabilidad
social de este municipio de Aragón que se llama Binaced, no estaba de vacaciones en verano… se juntaron a la mañana
siguiente de la agresión que era domingo y suspendieron las fiestas… en vez de
mirar para otro lado como hacen en otras tierras y culpar a la victima…
Si lees mas, piensas mas y
mejor… hasta en verano.
Escrito por: Javier Morera
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