sábado, 25 de agosto de 2012

EL MUNDO DE SOFÍA


“Sofía Amundsen volvía a casa después del instituto. La primera parte del camino la había hecho en compañía de Jorunn. Habían hablado de robots. Jorunn opinaba que el cerebro humano era como un sofisticado ordenador. Sofía no estaba muy segura de estar de acuerdo. Un ser humano tenía que ser algo más que una máquina.”

Así comienza una de las más maravillosas historias que jamás se han contado… página tras página ese misterioso libro me fue atrapando… poco a poco me iba convirtiendo en un espíritu de tinta y papel… sin darme cuenta acompañé a Sofía en sus clases de filosofía… era una chica muy agradable y llena de sabiduría… también tuve el placer de conocer a su profesor, Alberto Knox, cada tarde nos hablaba de filósofos, primero los que se preocupaban por el origen de la naturaleza, después los de Mileto, más tarde los más importantes de la antigüedad, y así, página tras página recorrimos toda la historia de la filosofía… Sofía aprendía muy rápido… yo la intentaba seguir en sus reflexiones… y cada vez sentía más crisis existencial… Alberto la denomino “angustia existencial”… con el paso de los días y de las páginas cada vez tenía más dudas de quien era yo, de dónde venía y a dónde iba… y luego ocurrió algo mágico… resultaba que Alberto y Sofía, siguiendo la reflexión de Berkeley llegaron a saber que ellos tan sólo eran papel y tinta, habían sido creados por un autor, porque “lo único que existe es lo que nosotros percibimos”… sus pensamientos, sus palabras estaban controladas por su creador… Su destino estaba escrito en ese libro… pero se habían propuesto cambiarlo… salir de esa historia, en un descuido del autor… ¿lo conseguirían?... ¿Qué dificultades se encontrarían en ese nuevo mundo?... ¿habrá más personas que hayan salido de cuentos?... y yo… ¿conseguiré burlar a mi destino?... o quedaré atrapada para siempre en El Mundo de Sofía…



Una de las citas que más me ha gustado del libro es:Pero la vida misma es triste y solemne. Entramos en un Mundo maravilloso, nos conocemos, nos saludamos y caminamos juntos un ratito. Luego nos perdemos y desaparecemos tan de repente y tan sin razón como llegamos.

Escrito por: Eva Morera


viernes, 17 de agosto de 2012

CON OJOS DEL ALMA





Mi buen amigo Willibald:

Siempre es un placer escribirte, de los pocos que encuentro en estas ultimas épocas de mi vida… Desearía mucho mas conversar contigo, oírte y disfrutar de esas inagotables y elegantes palabras que emergen de tus conocimientos como manantiales siempre eruditos, siempre documentados, siempre limpios de suciedades humanas y eternamente cargados de tu comprensión sin limites…
Si, desearía mas verte, pero tu trabajo y tus labores diplomáticas y doctas, nos separan más de lo que queremos. Yo, debo estar al frente de estos trabajos que los poderosos me piden y no me quejo… no solo he seguido y mejorado el prestigio que consiguió mi padre, sino que he llegado a servir a los más altos gustos de estos tiempos. No me quejo… Ya sé que mi firma es uso de calidad y de buen trabajo, ya se que mis herederos no pasarán necesidades, ya se que muchos querrían tener mi fortuna… Mas en estos tiempos revueltos donde lo dicho ayer, ya es pecado hoy… las reformas, las contra reformas, los edictos y las bulas luchan en los pulpitos como los dados se encorren en las mesas de taberna… y aun así, mantenemos rumbo en mares tan crispados… Pienso mucho en tus peligros… que si bien es muy cierto que tu ves y sabes aplacar, también lo es, que nacen y se tornan con pequeños cambios de vientos en estas tormentas del inicio del siglo…
Ya sabrás que falleció mi querida madre, y con ella se llevo un trozo muy importante de mi mundo… ya sabes, puesto que me conoces bien, que me invaden los negros fluidos de la bilis… querría ser mas flemático como mi admirado San Jerónimo, mas no me es dado ese don… y querría ser mas querido… aunque no tan admirado… pero con la marcha de mi madre… el gris se me hace negro y el frío de la diletancia se mete por mis manos, por mis cansados ojos, por mi corazón, tan solitario…
Pocos consuelos me quedan… pintar, cuando tengo ganas… escribirte como estoy haciendo, con mano de pintor mas que de escribano… y esa nostalgia y añoranza de seguir mirando ese cuadro que tanto te gusta y que nunca dejaré de adorar… Ya sabes a quien me refiero, la pinté bella, despierta, adornada y coqueta como una desposada… la pinté para tenerla siempre enfrente de mi autorretrato, mirando hacia mi lado, la pinté sin nombre y sin señas… como si hubiera sido un sueño…  lo que fue y lo que es siempre para mi… como una estrella errante de una cálida noche de verano…
Espero que algún día si tu la encuentras por esas cortes de Italia que frecuentas, le recuerdes que este artista fue feliz cuando la soñé en mis pinceles… y que ahora cuando la veo sigo viajando al cielo azul de Italia y al mar azul de Venecia y a su suave piel de Adriático…
No se que será de mi obra, de este lienzo que tanto amo… tampoco se si mi firma se hará mas grande con los tortuosos tiempos que vienen… ni si ella me recuerda siquiera un poco… pero se que en el futuro, cualquiera que con ojos del alma mire este cuadro… pensará… sabrá que yo la quise mucho… y que ella también me quiso un poco…




Willibald Pirkheimer, fue coetáneo, humanista y cultísimo amigo de Durero.

Escrito por: Javier  Morera  Betés

jueves, 9 de agosto de 2012

LOS LIBROS, LA REALIDAD Y YO



Elinor Loredan, la tía de Resa, Tía abuela de Meggie, es una señora mayor, soltera, algo difícil de trato, solitaria y refinada… posee una casa palacio, con jardín, entre bosques y lagos de Suiza… No le gustan los niños… pero si adora los LIBROS… ha ido llenando la casa, primero la biblioteca con los mas valiosos, luego pasillos y salones y habitaciones y desvanes… miles y miles de libros… los ama, los cuida, los compra, los colecciona, los encuaderna y los valora… ¡es su mundo de libros!…
Es un mundo de papel y tinta… es un universo donde el planeta es el papel y el corazón es la tinta… todo es libro… todo es idea humana escrita en el atemporal estado de la lectura y la cognición de un ser que descifra para reinventar, reconstruir el ideal cosmos del relato…
A Elinor le gustan poco las personas… unas las ve “sosas y otras insulsas”… sin un buen índice o mal trabadas en sus capítulos…
Cuando desde muy pequeña, cuando con mucho interés, cuando te adaptas muy especialmente a descifrar libros… cuando te sucede esto… te ocurre siempre lo mismo… el desencanto en las personas de carne y hueso es frecuente… La explicación es muy sencilla… en los libros tienes lo mejor de algunas personas… muy seleccionadas… su esencia… la mejor “producción” de su intelecto… ordenado… correcto… elegante… para tu disfrute… y tu te lo imaginas y lo recreas… a tu gusto… y claro, la realidad… no es tan grata…
Comparar una reflexión de un clásico con el exabrupto de un congénere que no ha pensado ni que contarte hoy para el desayuno… no es muy agradable…
Y poco a poco el libro… se te cuela en tu vida… y te acompaña… y te da su calor y su color en estas vidas grises que la mayoría solo defienden entre apuros de hambre, sexo, poder y trabajo… Y poco a poco te gustan, te atraen, los necesitas, te acompañan… te controlan… hasta te dominan…
¿Entras tu en el libro?... ¿Salen los personajes de ese libro para rodearte por tu mundo?... esa bella Historia nos cuenta este precioso libro…
A Elinor le había ganado el libro… pero por fuera… era bibliófila… amante de poseer libros… de tenerlos… pero con Mo y Meggie… aprende otro nuevo nexo de relación con el texto… precipitarse dentro… leerlo saboreando las letras hasta vivir las palabras y entrar en el libro… esa es la verdadera magia de la lectura… una especie de mecanismo de defensa del yo… que ya no soporta este mundo tan aburrido y soporífero donde hay que hacer o ver hacer cosas muy desagradables pera llamar un poco a la emoción…



¿Cuántos personajes de libros nos habrán traído los “Lenguas de Brujo” y ahora nos parecen copiados de un libro?...
¿Cuántos de nuestros humanos se nos habrán perdido en Historias de libros?
¿Estoy yo metido en un libro que no se quien me esta escribiendo?
¿Y tú que me lees… eres parte de otro mundo del que te han traído lectores mágicos?
Vivir es pura magia… pero leer es vivir muchas magias involucradas…
Elinor ha encontrado la suerte de “vivir” el libro… ¿Y TU?


Escrito por: Javier Morera



jueves, 2 de agosto de 2012

El Amor de Chesima.



 Apenas se algo de Chresima… datos sin ninguna relevancia al hablar de una mujer que vivió hace dos mil años… ¿dos mil años? Ni tan siquiera puede eso precisarse con mayor acierto…
Chresima fue esclava en la antigua Roma, y también liberada después por su amo, como tantas personas, una liberta… seguramente vivió en una ciudad romana de las Cinco Villas de hoy, y que como su liberta, también ha perdido su historia y su grandeza… y hasta su nombre.
 Es casi seguro que, en alguna ocasión, las oscuras pupilas de Chesima brillaron al recrearse en ellas la altanera imagen de aquella urbe que fue su cuna y, con gran orgullo, se volcaba sobre la vía que, a su vez, era la arteria que había creado y acrecentado su monumental porte urbano… E incluso no es difícil imaginar la frágil silueta de Chresima retornar a su hogar a la puesta del sol, caminando cansada entre los campos dorados que abrazan la ciudad, si acaso trabajó alguna vez el campo…
Avanza lenta y fatigada por los esfuerzos de la jornada, pero pese a todo, su andar es armonioso y elegante. Y al elevar la vista, Chresima admira aquella ciudad y suspira… Los monumentales pórticos del Foro escalonado, las pétreas esculturas que jalonan las plazas, las columnas, las calles, el alegre transitar de los ciudadanos que vuelven conversando y riendo de un relajante baño en la termas…
Y allí podemos ver a Chresima…
 Antes de que el sol se esconda tras el cerro del Pueyo, su sombra se proyecta larga sobre los campos y casi parece prolongarse más que el efímero paso de su dueña por la Historia…
Chresima…
Antes de desvanecerse en la oscuridad, su sombra casi alcanza a confundirse con la de los altos pilarones del acueducto que sacia la sed de la ciudad, y junto al cual camina… Pero supera su cenit y la luz mágica del ocaso se esconde entre los alientos de la noche.
¿Qué sentía aquel día?... ¿en que pensaba?... ¿cuantos días le restaban por alcanzar la libertad? ¿Disfrutó de ella?...o…como el sol de aquella tarde, ¿era pronta su muerte? Nadie tiene la respuesta. Eso es, en definitiva, todo lo que sabemos de Chresima… que vivió. Que existió una Chresima, una mujer que, como nosotros, sintió la vida, y rió, y se emocionó, y lloró… y amó. Amó.
Y resulta curioso que en un mundo donde se valora el dinero y el status social, todo lo que sepamos de una persona de hace dos mil años, sea que amó, y fue amada, porque, de hecho, es gracias ello que conocemos de su existencia. Chresima no financió la edificación de una escultura suya en el foro, ni contó ningún historiador de su vida privada como esposa del emperador… No, Chresima transcendió por su amor, su amor transcendió a través de la sepultura que su esposo le dio…
Hoy, dos mil años después de aquel atardecer sobre las ruinas del yacimiento romano de Los Bañales, si el caminante apasionado tiene tiempo para adentrarse por los campos de trigo, y toma un tortuoso camino de polvo que bordea el cerro del Pueyo por su cara suroeste, quizá tenga la suerte de hallar un enorme bloque de piedra arañado por las rejas de tractor y azotado por la furia de mil tormentas… mil veces el zorro la utilizó de madriguera, y la maleza de apoyo, ¡cuantas veces los rayos resquebrajaron su dureza a la par que el campesino la empujaba fuera de su campo!… pero pese a todo, la tumba de Chresima ahí perdura, allí nos aguarda… su nombre casi parece imaginarse más que leerse, como si ese peculiar epígrafe fuese ya inmune incluso a los años, como si no hubiese sido el cincel su autor, sino el amor, el amor que aun tiene su rincón y recuerdo en una piedra olvidada entre los campos de Cinco Villas…
No sabría describir el término Historia, pero al leer las letras en la roca milenaria, sin entenderlas apenas, sentí la Historia, porque la Historia la hacen las personas, y las personas, se emocionan, ríen, lloran…y AMAN.


Escrito por: Eloy Morera